Los recuerdos pueden ser emocionalmente gratificantes, nos invitan a viajar en el tiempo, a recordar cosas y personas que hemos amado, hazañas que hemos conseguido y también los pequeños pasos que hemos dado para llegar donde estamos. Y es que, aunque a veces los recuerdos nos causen dolor, mostrándonos aspectos de nuestras vidas que nos gustaría olvidar, los recuerdos nos forman, nos hacen crecer a cada paso de la vida. Es importante no perder los recuerdos, porque nos mantienen vinculados a nuestro pasado. Sin ellos, todo parecería una aventura sin cotilleo, sin matices, frío. Porque los recuerdos nos permiten ser mejores, ser humildes y reflexionar acerca de lo que hemos vivido. Porque sin recuerdos, no podríamos ser auténticos con nosotros mismos y con los demás, así como no permitiríamos que nuestras opiniones tomen vida. Cada recuerdo es único. A veces nos alborotan el alma y nos hacen sonreír, otras nos indican el camino a seguir o nos ayudan a sembrar la esperanza en situ...